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Rescatan sin vida al niño marroquí Rayan tras 4 días atrapado en un pozo



Trágico desenlace a la carrera contra el reloj que emprendieron los equipos de rescate en Marruecos para recuperar el cuerpo de Rayan, el niño marroquí de 5 años, del fondo de un pozo de 32 metros de profundidad en el que estaba atrapado desde el pasado martes. Hacia las diez de la noche, Su Majestad el Rey Mohamed VI llamó a los padres del niño para comunicarles la fatal noticia: los equipos de rescate habían recuperado sin vida el cuerpo del pequeño Rayan.

La fatal noticia se conoció horas después de que se realizara un pozo paralelo a la misma profundidad donde se hallaba Rayan y de abrirse un túnel de conexión entre ambos.

Era el punto final de una carrera a la desesperada donde hasta poco antes del rescate solo los rezos rompían ayer el silencio frente a un pozo del norte de Marruecos.

Y, a veces, también un arranque de aplausos y gritos de los ciudadanos expectantes, dirigidos a unos equipos de rescate que a pesar del frío glacial, de la dureza del trabajo y del paso agónico de las horas, no perdían la esperanza.

Todo comenzó con la desaparición del niño el martes a las 14 horas. Toda la familia se movilizó para buscarlo, pero Rayan había caído accidentalmente en un pozo seco, estrecho y de difícil acceso, excavado cerca de la casa familiar, en la aldea de Ighran, próxima a la ciudad de Bab Berred, en la provincia de Chefchauen.

Ayer los trabajos de perforación de un túnel horizontal para acceder hasta el menor avanzaron a paso lento, para evitar los desmoronamientos. La jornada era una montaña rusa entre la esperanza y la agonía. A mediodía, los efectivos entraban al túnel junto a un equipo de médicos y aseguraban ver al pequeño, pero todavía quedaba tierra de por medio. Ante la delicadeza de la situación, el ritmo de trabajo era de 30 centímetros por hora.

En esta última etapa, las operaciones se realizaban manualmente y «con gran prudencia, para evitar vibraciones que puedan provocar un desmoronamiento», explicaron a la AFP las autoridades de la localidad de Ighran.

Las labores se vieron ralentizadas además durante la noche del viernes al sábado, después de que los equipos de rescate se toparan con una pared de roca que obstaculizó los trabajos. Tras horas de esfuerzos, pudieron sortearla con ayuda de pequeña maquinaria eléctrica. Pero la sensación era de que, cada vez que parecían acercarse al menor, un nuevo problema les alejaba de nuevo.

Ni siquiera las imágenes obtenidas con una cámara sonda por la mañana daban pistas del estado del niño. Rayan aparecía recostado de espaldas en un recodo del pozo. «Es imposible afirmar con certeza si está vivo», explicó uno de los jefes del equipo de rescate, Abdelhadi Tamrani, que pese a todo aseguraba conservar «grandes esperanzas» de extraerlo con vida. La prueba está en que también le habían enviado oxígeno y agua a través de tubos y botellas, sin ninguna certeza de que el niño pudiera utilizarlos.


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